La sostenibilidad está de moda y lo celebramos. Se prioriza en las políticas públicas y se extiende a todos los sectores y ámbitos de la vida. En el campo de la joyería, observamos una creciente inquietud por el futuro del planeta y por los impactos sociales asociados a las materias primas que empleamos. Poco a poco, van surgiendo proyectos que integran estos valores en sus raíces y marcas que transitan hacia un nuevo modelo de joyería (responsable, ética, sostenible).
Pero al mismo tiempo que crece esta consciencia global, hay quien la convierte en una mera estrategia de marketing. Las marcas que abogamos por una joyería responsable ¿sabemos explicar nuestras prácticas de forma clara y pedagógica? ¿Los mensajes que transmitimos son coherentes con nuestras acciones? Quizás, a veces, no las compartimos lo suficiente; o al contrario, sin darnos cuenta puede que también hagamos greenwashing. Es difícil distinguirlo cuando abundan tantos conceptos confusos. Las etiquetas responsable o sostenible pueden resultar atractivas para explicar buenos propósitos o para captar el interés de la clientela, pero a menudo son exageradas o, inclusive, falsas. Veamos por qué.
¿Qué es la joyería responsable? La clave está en los materiales
Es la joyería que se preocupa por las vulneraciones de derechos y los daños medioambientales desde el origen y a lo largo de las cadenas de suministro de las materias primas que utiliza. Nos referimos sobre todo a los metales preciosos, los diamantes y las gemas de color. Esta preocupación se pone en práctica mediante la adopción de materiales trazables extraídos de forma responsable artesanalmente o a pequeña escala por parte de organizaciones mineras que operan con una serie de criterios: precios justos, condiciones dignas, altos estándares medioambientales, equidad de género, ausencia de trabajo infantil, desarrollo comunitario, etc.
Trabajar con este tipo de materias primas es imprescindible para cualquier marca que defienda la joyería responsable. Aunque no hay nada estipulado, si queremos hacer uso de estas etiquetas lo más apropiado es haber empezado una producción en esta línea, así como la voluntad manifiesta de evolucionar hacia una actividad cada año más responsable. La mejora continua es otra de las claves de esta nueva joyería que se complementa con otras prácticas en el taller y en el negocio también importantes: productos y técnicas menos contaminantes, consumo energético, gestión de residuos, finanzas éticas… Para más información, tienes esta guía.
Afirmaciones engañosas frecuentes sobre joyería responsable
Joyas artesanas y de proximidad. Por supuesto que lo más responsable es artesanal y se fabrica en talleres locales, pero debe acompañarse de todo lo relativo a los materiales. ¿Haces joyas artesanas pero no sabes de dónde viene el oro con el que trabajas? Es muy probable que se haya extraído en condiciones abusivas y empleando productos tan contaminantes como el mercurio, entre otros escenarios comunes.
Oro o plata ecológicos, cuando no lo son. Mucha cautela con el uso de determinados conceptos. Para poder afirmar que nuestro metal es ecológico se deben dar dos condiciones: que se haya extraído sin ningún tipo de químico tóxico (mercurio, cianuro) y que se implementen acciones de restauración. Solo existen algunas fuentes muy concretas de (verdadero) oro ecológico en la minería aluvial artesanal o a pequeña escala. Esto significa que el metal reutilizado de desechos de fabricación o el que se recicla de aparatos electrónicos y radiografías no puede ser ecológico porque necesariamente antes fue minado sin cumplir con ambos requisitos.
Joyas inspiradas en la naturaleza. ¡La naturaleza es fuente de inspiración para todas! Si tanto nos evoca y nos nutre, cuidémosla desde el mismo origen de los materiales. Los impactos medioambientales derivados de su extracción y procesamiento son numerosos y muy graves: deforestación, erosión y derrumbes, pérdida de la fertilidad del terreno, contaminación por vertidos de residuos tóxicos, elevada generación de CO2 y otros gases de efecto invernadero debido a las grandes necesidades energéticas…
Otras afirmaciones incongruentes que provocan confusión:
Segunda vida a las joyas familiares. Ofrecer un servicio de transformación de joyas en desuso es algo que hacemos la gran mayoría de joyeras y absolutamente todas reutilizamos los sobrantes generados en el taller. ¿Alguien va a tirar el oro o la plata a la basura? Los metales preciosos son dinero y siempre se han “reciclado”. Sin duda es una práctica sostenible, si bien no le podemos añadir el adjetivo “ético” puesto que desconocemos el origen y las condiciones de extracción. De todas formas, raramente implica el 100% de nuestra producción: ¿Qué hay de los materiales nuevos que compramos, por ejemplo, para elaborar nuestras piezas de colección?
Packaging sostenible. La atención por el packaging es un must de la joyería responsable y una de las prácticas que podemos integrar con mayor facilidad pero, nuevamente, por si sola es insuficiente: ¿Qué ocurre con el metal y las piedras convertidos en joya dentro de esa cajita de cartón reciclado o de madera procedente de bosques controlados?
El oro “reciclado” como el ejemplo de greenwashing más sonado
El término reciclado genera confianza entre las consumidoras ya que se entiende como algo bueno que contribuye a proteger el medioambiente, especialmente en este contexto de crisis climática en el que emerge una ciudadanía cada vez más concienciada. La industria joyera también ha querido subirse al carro de la sostenibilidad y ha promovido la controvertida etiqueta del oro reciclado. Hablar de reciclaje cuando se trata de joyería no es tan sencillo, no encaja con las definiciones legales establecidas y da una falsa imagen verde.
Una joya, un lingote o cualquier producto con un alto contenido en oro no puede considerarse un residuo. La vida útil de los metales preciosos no termina, se reprocesan y se reutilizan constantemente debido a su alto valor (ahora más que nunca con el precio subiendo a máximos históricos). Afortunadamente, están surgiendo importantes voces críticas con el (mal) uso del concepto por parte de los referentes de la industria, como el Responsible Jewellery Council (RJC). Uno de los esfuerzos más relevantes en este sentido es la carta abierta de una coalición de organizaciones que reivindican la necesidad de definir claramente el oro “reciclado” para evitar el greenwashing.
Los problemas alrededor del “oro reciclado” van mucho más allá de su definición. El reciclaje es una vía recurrente para el blanqueamiento de oro ilícito recién minado vinculado a vulneraciones de derechos humanos y medioambientales, entre otros aspectos que nos llevan a concluir que no puede ser la primera opción para una joyería responsable. Es particularmente alarmante la existencia del llamado oro elefante: joyas que se fabrican con el propósito de blanquear el oro (se denomina así debido al gran tamaño de las piezas, suelen ser de 22 quilates y acaban refinándose en países como Emiratos Árabes).
Consejos finales para detectar el greenwashing en joyería
Lo que hemos visto hasta aquí ya nos da muchas pistas. Las buenas intenciones requieren pasar a la acción, implementar prácticas reales que sustenten las afirmaciones y etiquetas. En primer lugar nos fijaremos en la información específica que se aporta. Una marca comprometida con la joyería responsable debe ser transparente e informar proactivamente sobre la procedencia de las materias primas y sus métodos de producción. Esta información debe estar bien explicada en su web y demás canales, pero lo que nos dará el contenido decisivo serán las conversaciones que mantengamos directamente. La apuesta por materiales de origen responsable conlleva un proceso profundo de reflexión, investigación y aprendizaje, la adquisición de un conocimiento que se plasma en las interacciones con la clientela. Dicho de otra forma: si te están vendiendo la moto, seguramente te darás cuenta por sus respuestas.
Las certificaciones pueden ser una prueba de respaldo a estas buenas prácticas. Sin embargo, no todas valen. Comprobaremos que no trata de (auto)certificados y que están auditadas por terceras partes. En el caso del oro y la plata existen dos sellos de referencia fundamentados en los principios del comercio justo, Fairmined y Fairtrade, que garantizan una trazabilidad total desde la mina en el ámbito de la MAPE (no es así en el resto de las certificaciones para metales preciosos).
El certificado del Proceso de Kimberley para los diamantes tampoco proporciona las garantías necesarias, tal como han denunciado importantes ONG. Entre otros problemas, se basa en una definición muy estrecha de los diamantes conflictivos, que excluye el abordaje de una amplia gama de violaciones de derechos humanos, y solo se aplica a los diamantes en bruto. De hecho, no hay certificaciones equivalentes a Fairmined y Fairtrade ni para los diamantes ni las gemas de color. No obstante, esto no significa que no existan iniciativas de interés que implementan estos mismos criterios o muy similares. Para más información sobre alternativas responsables de gemas de color puedes consultar este cuaderno.
Por lo tanto, como joyeras o consumidoras de joyas ¿cuáles son las preguntas básicas que deberíamos hacer? Preguntaremos sobre todo por el país y la mina de procedencia de las materias primas, las condiciones de las personas que las han extraído, los métodos de gestión medioambiental y de restauración de los ecosistemas… A propósito de las gemas también por el lugar en el que se han cortado y el entorno de trabajo, si han recibido algún tratamiento y de qué tipo… Y, en conjunto, cómo nuestra compra beneficia a las comunidades de origen y si se apoyan proyectos de retorno social.
Una marca de joyería responsable debe desarrollar una comunicación honesta que explique las buenas prácticas que ha adoptado y en qué punto del camino se encuentra en cuanto a la mejora progresiva del resto de aspectos de sus producción: distinguir entre el tipo de materiales que usa, aportando cuanta más información mejor sobre la cadena de suministro y el valor añadido de las fuentes responsables.
La autoevaluación puede ser un ejercicio muy enriquecedor que responde a esta voluntad de transparencia y mejora continua. Existen herramientas (gratuitas y de pago) para medir el impacto social y ambiental de nuestro negocio, detectar buenas prácticas que ya estamos llevando a cabo, plantearnos nuevos retos y hacer público este cumplimiento. También suelen conllevar una certificación o sello, una supervisión externa que valida la perspectiva responsable en toda nuestra actividad económica. Sin embargo, en ocasiones estas certificaciones son poco fiables (¡más lavado verde!), por lo que es importante mantener una mirada crítica, ver quién está detrás de cada sello y el detalle de los aspectos que se evalúan. Recomendamos el Balance del Bien Común (con informes de auditoría) o el Balance Social de la XES, ambos gratuitos.
Artículo elaborado por el colectivo ORIGEN – Gold for Future en el marco de la campaña ¿100%SOSTENIBLE? de Medicus Mundi Mediterrània.
FUENTES
ORIGEN – Gold for Future (2023). La joyería responsable. Guía para entender los impactos de la actividad joyera, conocer alternativas de abastecimiento responsable y explorar otras prácticas sostenibles en el taller y en la empresa. Barcelona: Medicus Mundi Mediterrània.
FETTOLINI, J.L. (2022). “¿Qué es la joyería sostenible?” en WorkshopR2, 7 de septiembre.
CASTELLANOS, A. (2023). “Recycled gold scam” en FairAlloy, 25 de octubre.
DAVIDSON, A. (2023). “Is recycled gold better than mined?” en The Times, 17 de junio.
ROSEN, D. (2024). “Greenwashing unmasked: Understanding ethical gold” en Jewellery Business, 19 de agosto.
ARM et al. (2024). “Old jewellery is not waste! The necessity to clearly define “recycled” gold to avoid greenwashing”. Carta abierta de una coalición de ONG, 13 de abril.