La minería de oro está asociada a graves impactos ambientales y a vulneraciones de derechos humanos de diversa tipología. Por un lado, la minería a gran escala, que supone cerca del 80% de la producción mundial, destaca por la contaminación de los ecosistemas y por las repercusiones mayúsculas que acostumbra a tener sobre las comunidades locales, en países del sur global, a nivel social, económico y cultural: desde la pérdida de sus medios de vida (como la agricultura o la pesca) hasta serios problemas de salud por la ingesta de alimentos o de agua contaminados, además del desplazamiento forzado y la violencia en distintas manifestaciones, la destrucción de tierras sagradas y de medicinas tradicionales. Todo ello ha influido notablemente en la desaparición de numerosos pueblos indígenas (originarios) y de sus culturas y cosmovisiones, tan estrechamente conectadas a la tierra y al territorio.
Por otro lado, la minería artesanal y a pequeña escala (MAPE) tiende a desarrollarse de forma informal, no regulada, en condiciones extremadamente precarias, en ocasiones con trabajo infantil, y es responsable de casi el 40% de las emisiones totales de mercurio en el planeta. A pesar de que produce tan solo alrededor del 20% de este metal precioso, emplea el 90% de la fuerza de trabajo involucrada en el conjunto de la minería de oro. La MAPE es una actividad económica motivada por la pobreza y por la falta de oportunidades en un gran número de países de África, América Latina y Asia. Hay aproximadamente 20 millones de mineros artesanales de oro en el mundo.
Una vez conocemos esta realidad, la apuesta por materiales extraídos de forma respetuosa con los derechos humanos y con el medioambiente es un elemento básico para una producción joyera responsable.
El oro responsable
Hoy en día existen dos certificaciones de referencia para los metales preciosos: Fairmined y Fairtrade. Ambos sellos funcionan por separado, pero de acuerdo con un estándar muy similar. Garantizan la extracción responsable del metal y la trazabilidad en todo su ciclo, y se fundamentan en tres grandes criterios:
- Comercio justo: precios justos, condiciones de trabajo dignas y seguras, igualdad entre hombres y mujeres, ausencia de trabajo infantil.
- Respeto al medioambiente: seguimiento de los más altos estándares internacionales en los procesos de extracción para proteger el ecosistema y la salud globales.
- Desarrollo comunitario: se destina una parte de los beneficios a proyectos sociales y medioambientales, lo que contribuye al empoderamiento y al desarrollo de las comunidades mineras y su entorno.
En nuestro caso particular, contamos con la certificación Fairmined, que nos proporciona oro proveniente de organizaciones de pequeña minería responsable de Colombia, Perú y Ecuador. La iniciativa Fairmined fue creada por la Alianza por una Minería Responsable (ARM), una organización sin ánimo de lucro reconocida mundialmente como líder y pionera de la MAPE responsable. Ofrece dos modalidades de oro: el oro Fairmined y el oro Fairmined ecológico.
Otras opciones de abastecimiento de oro respetuoso con el medioambiente las encontramos en la minería aluvial que se lleva a cabo en algunos países europeos. Un buen ejemplo es Fairever Alluvial Eco Gold, extraído como subproducto de una mina de grava en el río Mur (Styria, Austria). Si bien este tipo de oro no lo auditan terceros, su trazabilidad es total, ya que los proveedores lo compran directamente a la fuente, con la seguridad de que se están aplicando prácticas mineras responsables. No obstante, usar este tipo de oro no genera el impacto social positivo en comunidades del sur global que logramos con el metal certificado Fairmined o Fairtrade.
El oro procedente de la minería urbana también es una opción de interés, aunque su aplicación en el ámbito de la joyería aún es muy incipiente, el coste es elevado y la oferta limitada.
Para ampliar información, consulta el capítulo dedicado al oro de nuestra guía La joyería responsable.