En el norte de Mozambique, en Cabo Delgado, se estima que cerca de 100.000 personas, empujadas por la pobreza y la falta de alternativas, se dedican a esta actividad económica que, de forma directa, conlleva problemas sociales, medioambientales y de salud.
Negligencias globales
Una actividad sin ningún tipo de regulación que permite que proliferen prácticas negligentes por parte de las personas que trabajan, que lo hacen sin ningún tipo de cobertura jurídica, laboral o sanitaria. Además, tanto para vender el mineral obtenido como para conseguir material para la explotación deben recurrir inevitablemente en el mercado negro, lo que favorece la presencia de traficantes.
Hablamos sobre todo del uso de mercurio, el elemento que se utiliza de forma más extendida para amalgamar el oro. Este elemento químico altamente tóxico contamina el agua de los ríos donde los y las mineras trabajan el cribado del material. Esta agua, de rebote, contamina el entorno por donde pasa hasta llegar al mar. El mercurio es un elemento con una alta capacidad de acumulación en organismos vivos, y por tanto escala fácilmente en la cadena alimentaria hasta llegar a los platos de todo el planeta cuando consumimos pescado. Consumir pescado contaminado de mercurio puede provocar envenenamiento y es especialmente peligroso en mujeres que están embarazadas o amamantando.
Se estima que el 40% de la contaminación por mercurio del planeta proviene de la minería artesanal. Pero no sólo es el mercurio lo que genera problemas medioambientales. El descontrol en la explotación provoca que nadie tenga cuidado del territorio una vez éste ya ha sido excavado.
La introducción del método gravitacional con bórax es clave en este punto del proceso de transformación de la actividad. Este elemento químico puede sustituir al mercurio y, de hecho, los mineros asociados que ya lo utilizan reconocen que el oro obtenido es de mejor calidad. El bórax es un elemento inocuo para la salud de las personas y el medio ambiente, no es caro y, además, está permitida su comercialización para usos de limpieza. El problema del bórax es que su comercialización no está muy extendida en el país por desconocimiento de su uso y, por tanto, los mineros que quieren utilizarlo deben viajar hasta las grandes ciudades para conseguirlo.
Una salida para la población
A pesar de todos estos impactos, la minería es el único recurso económico del que disponen muchas familias en esta región de Mozambique. Una actividad que, en caso de hacerse de manera diferente, podría convertirse en una fuente de autoempleo legal y regulada que permitiera desarrollar el territorio de forma segura y sostenible.
Con esta perspectiva se desplegó el proyecto Minería Artesanal de Medicus Mundi, que acabará pronto su fase inicial y que espera poder reeditarse para continuar favoreciendo una actividad económica sostenible en la región.
Artículo publicado originalmente por Medicus Mundi Mediterrània, el 3 de junio de 2021.