En un taller de joyería, utilizamos una gran variedad de materiales, herramientas, productos y técnicas, así como fuentes de energía y otros servicios. ¿Podemos mejorar la sostenibilidad de nuestras prácticas cotidianas? Con el fin de averiguar nuevas formas de hacerlo, y recordar otras, en este artículo te proponemos una revisión vivencial del recorrido que seguimos desde que entramos en el taller hasta que terminamos y entregamos una pieza.
¿Empezamos?
SUBIMOS PERSIANAS
1. Lo primero que hacemos al llegar al taller es encender la luz. ¿Qué tipo de energía tenemos contratada? Se pueden contratar servicios energéticos provenientes de fuentes renovables, y de pequeñas empresas o de nuestro entorno. Podemos extender el ejemplo al gas, si es que necesitamos contratarlo. También al agua, aunque, por lo general, tenemos pocas opciones de suministro. Lo que sí que procuraremos es ser eficientes y respetuosas con su uso.
Actuaremos de la misma forma en el caso de la iluminación, mediante instalaciones de bajo consumo, bombillas y fluorescentes led, enchufes inteligentes, etc., para optimizar y reducir nuestras necesidades energéticas. Al mismo tiempo, podemos valorar tener las fases de los térmicos bien definidas para prescindir de consumo latente de electricidad. Y recordar lo que se nos ha dicho en casa desde la infancia: “¡No dejes la luz encendida cuando salgas de la habitación!”.
2. Probablemente, pasemos por el ordenador para responder correos, hacer presupuestos o facturas. Fomentaremos los documentos en formato digital y, en caso de necesitar imprimirlos, lo haremos a doble cara.
Además, debemos ser conscientes de la huella de carbono que provocamos con el mundo digital. Por ejemplo, dejar el ordenador encendido hasta el día siguiente, guardar archivos en la nube o hacer videollamadas provoca gases de efecto invernadero asociados al calentamiento global. ¿Sabías que los correos electrónicos que no respondemos (igual que las listas a las que nos suscribimos y no leemos) también contaminan? Las enormes infraestructuras necesarias para hacer funcionar las tecnologías de la información generan cerca del 4 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero [1].
Es importante elegir a proveedores que tengan como objetivo la reducción de las emisiones. Por nuestra parte, también podemos tener pequeños gestos como borrar los correos que no necesitamos, cancelar las suscripciones a listas que en realidad no nos interesan, evitar el envío de mensajes totalmente innecesarios y cerrar las ventanas del navegador que no estamos utilizando.
3. Seguimos nuestra jornada y nos ponemos a diseñar una nueva joya. Aunque optemos por el diseño 3D, los primeros bocetos suelen hacerse en papel, e incluso solemos presentar estos dibujos a quien nos encarga la pieza. Aquí, las preguntas que nos plantearemos son: ¿Qué tipo de papel utilizamos? ¿Reaprovechamos recortes, papel “sucio”? ¿Tenemos punto de reciclaje en el taller?
A ENSUCIARNOS LAS MANOS
4. Llega el momento que más deseamos: nos sentamos en la astillera. En esta parte del proceso también nos fijamos en los materiales que usamos y su vida útil. Como norma general, aplicaremos la reducción, la reutilización y el reciclaje en todos los aspectos posibles del taller, con el fin de evitar el consumo innecesario y fomentar la economía circular.
La calidad de los materiales fungibles y de las pequeñas herramientas es un aspecto crucial; el viejo dicho de “lo barato sale caro” acostumbra a ser una realidad. Intentaremos que sean reutilizables para evitar los envases y consumibles desechables. Y apostaremos siempre que se pueda por proveedores de proximidad, con valores sociales y de sostenibilidad.
La investigación y la experimentación de productos y técnicas menos contaminantes es otra de las grandes claves para lograr minimizar el impacto ambiental de nuestro trabajo en el taller. Veamos algunos consejos prácticos al respecto.
HERRAMIENTAS
Las mantendremos en buen estado para intentar alargar su vida útil al máximo. Introducir saquitos de silicona (gel de sílice) en los cajones o lugares donde tengamos humedad puede ayudarnos a reducirla (por ejemplo, para los buriles, que se oxidan muy rápidamente). Mantener las herramientas lubricadas también ayuda a reducir la oxidación del metal, sobre todo en herramientas que utilizamos poco, que podemos guardar en un cajón envueltas con una tela de algodón impregnada con aceite.
SOLDADURA
El cadmio y el fluoruro son sustancias químicas que se utilizan habitualmente en el proceso de soldadura, pero tienen efectos negativos en el sistema respiratorio cuando inhalamos sus vapores. Los daños derivados de la exposición continuada a estas toxinas pueden evitarse utilizando soldaduras sin cadmio y fundentes sin flúor [2].
Dentro de los materiales de apoyo para soldar también tenemos alternativas más respetuosas y mucho más económicas de las que podemos encontrar en proveedores especializados para proteger otras soldaduras o algunas gemas. Existen pastas termoprotectoras en el mercado que podemos sustituir por una mezcla de talco y agua destilada o alcohol, o bien utilizar arcilla. Son soluciones muy efectivas para las cuales necesitamos pocas cantidades.
Incluso entre joyeros y joyeras compartimos diferentes trucos que pueden ser útiles, como soldar solitarios con algún diamante u otra gema sumergiendo la parte de la piedra en un pequeño recipiente con agua y trabajar con el soplete solo en la zona opuesta del anillo. Y podemos recurrir a una técnica parecida con soldaduras delicadas si hundimos estas partes en una patata, la humedad y frescor de esta hace que el calor se disipe y no afecte a la zona que no queremos que entre en contacto con el soplete.
DECAPADO
En la medida de lo posible, buscaremos alternativas menos peligrosas, como sales decapantes biodegradables o ácido cítrico, así como jabones biodegradables a base de aceites (jabón de Castilla, en los herbolarios).
El alumbre de potasio es una alternativa interesante a las sales decapantes; una sal cáustica adecuada para metales preciosos y no ferrosos. Elimina los óxidos y los depósitos de fundente en los puntos de soldadura. Se disuelve en agua y produce una solución blanquecina que puede dificultar la visibilidad, por lo que es recomendable poner las piezas con un colador o malla de plástico. Se puede encontrar en tiendas locales de droguería y productos químicos (en Barcelona, por ejemplo, Químics Dalmau ofrece este producto).
PULIDO
En el proceso de pulido de las joyas para darles el acabado, podemos recurrir a opciones que no contengan sílice o dióxido de silicio, porque puede producir un polvo fino de sílice que, con los años, puede causar silicosis, una enfermedad pulmonar grave a largo plazo.
Buscar esmeriles waterproof puede ser interesante, ya que, por una parte, reducimos el polvo que se genera al pulir y, por otra, es un material que permite reutilizarlo y se desgasta menos que el esmeril convencional. En el caso de los típicos rollos para el motor de mano, da buenos resultados el papel de la marca 3M, por su resistencia.
También se puede usar esmeril en tela en algunas partes del proceso. Se trata de una tela abrasiva que se utiliza como el papel de lija, pero, en este caso, se emplea un tejido (lona) como material de soporte. La tela abrasiva es más resistente a las cargas mecánicas, por lo que tiene una mayor vida útil. También da buenos resultados para lijado a máquina.
ESMALTADO
Evitaremos esmaltes que contengan plomo. La normativa actual prohíbe su fabricación, a pesar de que todavía se comercializan cantidades ya existentes de antiguos, que tienen un mayor brillo, pero debemos adaptarnos a los cambios.
Antes de empezar a utilizar el esmalte, este se debe molturar y limpiar. Para usar los colores transparentes, se suele añadir una gota de ácido nítrico en los últimos cambios de agua, que purifica el color de alguna impureza restante y lo hace más brillante, pero es un paso que podemos eludir sin problemas.
Muchas veces, usamos cobre para esmaltarlo, y la mejor manera para limpiarlo y prepararlo antes de empezar a cargar el esmalte es usar vinagre saturado de sal. Esta mezcla desengrasa y limpia el metal a la perfección para poder esmaltar sin la necesidad de recurrir a ácidos mucho más agresivos.
Para técnicas de esmalte como el champlevé o el cloisonné, a menudo se necesita lapidar el trabajo esmaltado para dejar la superficie lisa y se suele limpiar el poro abierto del esmalte con amoniaco, pero si trabajamos con cuidado podemos limpiar a fondo el esmalte hirviendo en agua la pieza durante unos instantes o bien pasándola por un ultrasonido con agua destilada.
OXIDACIÓN Y PÁTINAS
Para dar un acabado envejecido al metal y obtener pátinas de colores, hay muchos métodos y productos químicos que se mezclan para conseguir varios efectos y colores. Es difícil reemplazar la acción del químico a métodos menos agresivos y contaminantes, pero hay propuestas como las pátinas de la marca Swellegant, que son de baja toxicidad, inodoras y de fácil manipulación, ya que están diluidas con base de agua.
También se logran buenos resultados al hacer reaccionar el metal con productos alimentarios como el vinagre o el limón y la sal, entre otros, que requieren más tiempo de acción y, en ciertos casos, dan como resultado colores menos intensos. Estos procesos requieren mayor experimentación para llegar a efectos igualmente interesantes.
En el caso de la plata oxidada (envejecida o negra), un método alternativo para sustituir la pátina comercial, que es muy tóxica y contaminante, es usar huevos cocidos [3]. También hay productos menos tóxicos como la solución de paladio y etanol que vende el proveedor alemán Fischer (Oxidising Flux 100 ccm); es inocua pero muy inflamable, por lo que se debe manipular y conservar con mucha precaución.
OTROS ASPECTOS
Para limpiar la plata, hay opciones desoxidantes que no son tóxicas ni peligrosas. Es el caso del bicarbonato o la ceniza colada. Evitaremos, en lo posible, los líquidos limpiajoyas, que blanquean la plata en pocos segundos, ya que son productos muy cancerígenos.
También tenemos al alcance productos no tóxicos que se utilizan como un recubrimiento en espray para proteger la plata de la oxidación, o las gamuzas, que son inocuas. Un par de opciones son los productos Germar-Silver Care 25 ml y Germar-Noblesse Spray 25 ml.
Asimismo, y de manera generalizada en el taller, prestaremos especial atención a las fichas de seguridad de los productos. Que no sean tóxicos no significa que sean biodegradables, así que no podemos verter al alcantarillado los productos líquidos que utilizamos (decapantes, óxidos y otras soluciones). Haremos una correcta gestión de los residuos generados en el taller en un punto verde.
JOYAS LISTAS PARA ENTREGAR
5. ¿Te has preguntado con qué materiales entregas y envías tus joyas? El packaging tiene un impacto que también puede ser positivo cuando trabajamos, por ejemplo, con empresas locales y emprendedoras que utilizan materiales reciclados y reciclables, o procedentes de deforestación controlada bajo certificación, con tintas no tóxicas, etc.
Además, debemos valorar con qué tipo de embalajes enviamos nuestros pedidos o si podemos reciclarlos, y con qué empresas hacemos dichos envíos. Cada vez hay más empresas que cuentan con embalajes verdes, y podemos reducir la huella de carbono escogiendo medios de transporte menos contaminantes o empresas que ofrezcan programas de compensación ambiental.
La sostenibilidad en el taller es un camino en continua evolución y revisión, por lo que siempre procuraremos buscar la mejora de una forma natural, siendo responsables y preguntándonos si lo que hacemos sigue siendo lo correcto o si podemos modificar algún aspecto. Quizás estas preguntas nos den respuestas que no nos gusten, como plantearnos renunciar a alguna actividad que nos aporta ingresos… No debemos olvidar que tenemos un negocio, pero siempre habrá cosas a mejorar, y disponer de una lista con ciertos objetivos nos ayudará a avanzar.