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Experiencias (I): tres formas de recorrer el camino de la joyería responsable

El cambio hacia una joyería más responsable es posible para firmas joyeras de todo tipo. Contamos tres ejemplos diferentes en este recorrido que así lo demuestran.

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Las alternativas ya existen. Podemos empezar a trabajar con materiales justos de forma paulatina o con mayor intensidad, o bien integrarlos de raíz.

En ocasiones, se juzga la joyería responsable como una propuesta elitista solo al alcance de unas pocas firmas con clientela de alto poder adquisitivo. Pero se trata de una impresión errónea que choca con la gran diversidad de joyeras y joyeros que ya han apostado por este camino, y que demuestran que hacer joyería con materiales trazables y de origen responsable es posible para cualquier tipo de marca: desde la más pequeña hasta la más grande, desde la que justo está empezando a a crear su proyecto hasta la que lleva años con su negocio, desde la que tiene un estilo más clásico hasta la que diseña piezas más contemporáneas, independientemente del perfil de su público mayoritario.

Las vías para empezar son también diversas y no existe una receta única para ello. Es una mera cuestión de convicción y de adaptar este recorrido a los procesos de producción de cada cual según sus posibilidades del momento. El cambio puede llevarse a cabo de forma gradual, comenzando por pequeñas colecciones o por una categoría de piezas, o bien de forma más acelerada. El primer paso puede centrarse en un material específico o en otro, o incluso en todos a la vez.

En este artículo mostramos tres ejemplos diferentes de aproximación a la joyería responsable, de la mano de tres marcas muy distintas que son parte del colectivo ORIGEN – Gold for Future. Consideramos su experiencia particular en cuanto a la integración de materiales, un aspecto imprescindible en nuestra concepción de esta nueva joyería, y nos fijamos en otro tipo de prácticas sostenibles a nivel de taller y de empresa.

Marta Joieria Artística: una experiencia de transición gradual que empieza por las gemas

En 2011, Marta Rodríguez logró transformar una afición en su oficio y creó el estudio Marta Joieria Artística en Salt, Girona. Siempre es difícil empezar desde cero. Cuenta que fue gracias al apoyo de su entorno, fruto de muchos años de regalos de cumpleaños y de reyes convertidos en herramientas y maquinaria para el taller, que pudo arrancar.

Indagando, descubrió que también en el mundo de la joyería es posible implementar cambios en clave de sostenibilidad y consumo responsable. Conoció la iniciativa Fairmined y, con la guía de otra joyera, obtuvo la certificación en 2019. Es bonito escucharla cuando habla de la sororidad que existe entre muchas de las compañeras del gremio, que rompe con la opacidad de un sector en el que la cooperación y la ayuda mutua han sido poco habituales.

Pero, una vez certificada, le resultó muy complicado dar el paso en el cambio de metal. Por un lado, su capacidad de inversión era reducida. Por el otro, el grueso de su trabajo son las joyas personalizadas para las que reutiliza sobre todo oro familiar. En este punto, siguió investigando y, dadas las características de su producción, encontró en las gemas una vía más fácil para iniciar su recorrido hacia una joyería responsable. Primero, introdujo las gemas (éticas) en algunas joyas personalizadas y, seguidamente, también en las joyas de colección, a la vez que emprendía una labor de concienciación de la clientela. Hace casi tres años que todas las gemas que compra son trazables y de origen responsable, excepto para algún encargo puntual.

Recientemente, ha presentado sus primeras piezas en plata Fairmined, en forma de dos nuevas colecciones que quieren simbolizar el impacto positivo que tiene el metal certificado en las organizaciones mineras que lo extraen y en sus comunidades. Como reto a medio plazo, se propone utilizar esta plata de minería justa en todas las colecciones. En el caso de las alianzas, quiere dar el salto al oro Fairmined, aunque todavía tiene dudas sobre la estrategia a seguir. Lo que hace ahora es preparar dos presupuestos, pero, ¿y si deja de dar la opción de elegir?

En este camino, ha ido incorporando también pequeños cambios en el taller, a nivel de gestión de residuos, reciclaje o consumo energético. Una de las propuestas que ha puesto en marcha es la rueda de reciclaje de plata (en desuso de la clientela, como pendientes desparejados, y de sus propios sobrantes) que después lleva a afinar y reutiliza para ciertas piezas. Tiene previsto instalar placas solares para que el taller se autoabastezca. Por otra parte, en una dimensión social, una práctica de interés que lleva a cabo son las pulseras solidarias, a través de las cuales contribuye a diferentes causas como la Oncoswim, una travesía a mar abierto organizada por la Oncolliga Girona, o la recaudación de fondos para nuevas UCI neonatales con la asociación Som Prematurs.

Juia Jewels: una apuesta firme por el oro responsable desde la misma concepción de la marca

Juia Jewels es una marca joven, nacida en 2018 en Barcelona. Pasaron varios años desde que Júlia Mirete acabó los estudios de joyería artística en ESDA Llotja hasta que se decidió a crear Juia. Cuando estudiaba, la película “Diamante de sangre” la impactó mucho y cuestionaba el oficio que había elegido a causa de tantas injusticias relacionadas con el origen de los metales y las piedras preciosas.

Por eso, antes de dar el paso de iniciar el proyecto, el equipo Juia se dedicó a investigar si existían opciones de abastecimiento responsable que les permitieran hacer joyería de una forma más positiva. Descubrieron el Estándar Fairmined y el oro justo se convirtió en su primera elección segura desde que subieron las persianas. También desde un inicio incorporaron aspectos como el packaging sostenible, la banca ética, el consumo energético (mínimo, eficiente y con energías renovables), la priorización de proveedores con valores, locales y de proximidad, productos menos contaminantes en el taller, etc. Y, con la motivación de tener una estructura horizontal y lo más democrática posible, se organizaron en forma de cooperativa. La toma de decisiones se hace de manera igualitaria, con el mismo derecho a voto y el mismo derecho a beneficio. 

Desde entonces, siguen investigando e incorporando nuevos cambios que les acerquen cada vez más al ideal de joyería responsable que compartimos, con el objetivo de reducir al mínimo el impacto de su huella en el planeta y en las vulneraciones de derechos humanos que tan a menudo se dan en las cadenas de suministro. En este sentido, se han preocupado también por las piedras que utilizan, tanto por crear joyas de diseño como joyas personalizadas. En la actualidad, la mayoría de sus gemas son ya trazables y de origen responsable.

Otro rasgo destacado es que han apostado por trabajar sólo con gemas naturales, sin tratar (los tratamientos en las gemas para modificar su color o apariencia pueden ser muy agresivos para el medio ambiente y para la salud). Además, defienden una joyería “CrueltyFree” y, por tanto, rechazan emplear productos de procedencia animal como el coral, las perlas, el carey, el marfil…

La mayor dificultad la han encontrado en la integración de la plata. Las alianzas representan un volumen importante de sus encargos y parte de su clientela opta por la plata debido a cuestiones económicas. Hacer el cambio a la plata justa todavía les asusta porque implicaría un incremento del precio más marcado (al menos el doble) de lo que supone en el caso del oro.

La plata es, precisamente, el próximo gran reto del equipo Juia. Seguramente empezarán por una colección nueva. Otros aspectos en los que se enfocan a corto plazo son el aprendizaje de nuevos trucos sostenibles en el taller y a seguir trabajando en red con otras joyeras. Su mayor deseo para el futuro es que la etiqueta «joyería responsable» deje de existir porque así será toda la nueva joyería.

Emilie Bliguet: el cambio al metal justo más radical, en un espacio de intercooperación y comunidad

El trabajo de una joyera es profundamente artesanal: son horas de diálogo entre materia y artista. Dice Emilie Bliguet que, en esos momentos de intimidad, las manos artesanas escuchan las historias que el metal cuenta acerca de su origen. Así fue como un día, hace ya más de diez años, decidió emprender la búsqueda de otras historias. 

Recuerda que no era fácil por aquel entonces. Oro Verde era la única iniciativa de abastecimiento responsable de metal y los intentos que hizo no tuvieron resultado. Un tiempo después este proyecto dio lugar a la creación del sistema de certificación internacional Fairtrade y Fairmined para minería artesanal y de pequeña escala. Esto significó un gran paso adelante. En 2014 obtuvo la licencia Fairmined e integró el oro y la plata responsables en su joyería. 

La suya no fue una transición gradual, sino un cambio más bien radical. Enseguida, el 80% de su producción pasó a estar elaborada con metal justo y trazable. En el caso del metal, recalca que es mucho más sencillo de lo que puede parecer. Al menos lo fue para ella. También incorporó los diamantes y las gemas de color, aunque en el ámbito de las gemas reconoce tener más dificultades para avanzar. La mitad de las que usa son de origen responsable y se plantea este punto como un aspecto a mejorar. Aún cuenta con bastante stock de un viaje que realizó hace años a la India y, a veces, le cuesta encontrar el tipo de piedra que busca en el plazo de entrega de la pieza.

En el barrio del Born, en pleno corazón de Barcelona, Emilie comparte el estudio Espai Micra con otras dos joyeras con las mismas inquietudes y valores. Cooperar es una de las bases para una joyería más responsable, señala. Juntas buscan proveedores, investigan y testean productos y técnicas menos contaminantes, e incluso estudian los pequeños detalles del taller para aplicar las opciones más sostenibles: desde los productos de limpieza, a filtros para el agua, la reutilización del packaging, la restauración de los muebles o la mensajería en bicicleta. Su vínculo con el barrio es estrecho y forman parte de iniciativas comunitarias para estimular el pequeño comercio local y promover la artesanía. Hace tres años consiguieron la certificación Biosphere y este proceso les abrió la mirada a nuevos aspectos como la perspectiva de género o la comunicación. 

La comunicación es, de hecho, uno de los grandes retos de Emilie. Explicar más y explicar mejor estas otras historias con impacto positivo detrás de sus piezas, los motivos por los que elige trabajar con materiales responsables, cómo revierte esto en el precio, etc. Y contribuir a generar conciencia crítica también desde una comunicación activa, honesta y transformadora.